lunes, 9 de febrero de 2015

Evolución


El progreso, ya lo siento, no es siempre hacia adelante. Y está claro que el reloj no se detiene. Permitidme que decline con dolor la invitación de Begoña y sus runners colgados. Bueno, no la declino, la dejo en la nevera, nunca se sabe.

Lo que sí sé es que deportivamente nunca fui un superdotado. De hecho, como karateka era un poco, ¿como diría?... Un ladrillo. No me movía con mucha gracia, pero le ponía interés.

Ahora que me ha llegado el kimono japonés que me envía Oskar, me lo he probado. Y oh, decepción. Mi jodan mae geri (patada frontal alta) se ha convertido en una pechogeri, mi yoko geri (patada lateral) es una tripageri, y lo peor, mi prestigiosa patada circular alta izquierda, hidari jodan mawashi geri, un latigazo, hoy es una güevosgeri.

Pero las artes marciales son buenas a todas las edades. Si me pongo ya, puedo llegar como a ser como Seikichi Uehara

PostData: No vale reírse de mi foto. Que el kimono es una maravilla.


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