martes, 30 de septiembre de 2014

Chocolate


Me gusta el chocolate. Bebido y comido. Colacao. Nesquik. Espantosos y dulzones chocolates de máquina. Negro, con chili picante, con menta, con nata o con canela. Con leche, con almendras, con avellanas, con nueces o con pasas. Fresco o revenido. Como bombones o como trufas. Incluso los viejunos bombones de licor   con los que no puede el comidista.

Pero el chocolate blanco siempre ha sido superior a mis fuerzas. Y eso que lo he probado hasta como cobertura de tartas. Pero no. Me parecía una grasa espesa amarillenta empalagosa (y mira que soy goloso), que no recuerda para nada el chocolate... Hasta hoy. Gracias a Ane, he descubierto el primer chocolate blanco de quitar el hipo. Habita en el Lidl (no es publicidad, es un hecho constatado). Incluye trozos de fresas liofilizadas crocantes y la experiencia me lleva a cambiar mi afirmación. Ahora sí, me gustan todos los chocolates.


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